Cada vez que vamos a las cuadras de Loli Berenguel Gálvez en Álmeria, llamadas Centro Ecuestre Albero, la nueva sede de Animo, vemos escenas así. Son, quizás, duras, pero a la vez son llenas de esperanza... y de ánimo. Hay todo un equipo de profesionales, ilusionados y dispuestos a ayudar. Junto con ellos, están los voluntarios, los padres y los niños. Hay un sentido de pertenecer a una familia grande e unida. Estamos juntos para extendernos a los que nos necesitan.
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